Unos amigos que sin ser parientes sanguíneos cuentan como familia también. Aquellos que instauran una relación de confianza basada en el respeto y el afecto. Los que aguantan tu carácter, tus días y disfrutan de tus risas. Los que son para toda la vida.
Una pareja. Una persona que quiere compartir su vida contigo. Un chico cuyo máximo esfuerzo es hacerte sonreír. Aquél con el que compartes alegrías y tristezas. Ése que te enseña a mirar el mundo de otra manera, más bonito.
Puede que la suerte exista y yo me la haya quedado toda.